Artículo escrito por nuestra socia Eugenia Navarro y publicado originalmente en Expansión en este enlace.
Texto parcial del artículo:
Las asesorías jurídicas se están sofisticando cada vez más y necesitan alinearse con la estrategia de la compañía, ser más eficientes, encontrar indicadores, formar a su gente, gestionar y seleccionar a sus proveedores y arrojar reportings como los otros departamentos de la empresa basados en datos y en niveles de riesgos. Todo esto es lo que son las llamamos «operaciones legales», en definitiva, se trata de la gestión del departamento jurídico de manera empresarial. Para ello se requiere de profesionales que dediquen el tiempo necesario y que tengan la preparación adecuada para ello. Los abogados están formados tradicionalmente para solucionar problemas legales, no entrenados para la gestión de un departamento, y así, durante años, el abogado in- house, ha sido el solucionador de problemas legales que se hacia visible cuando aparecía un problema. Esto ha cambiado profundamente a día de hoy, los abogados internos se están convirtiendo en auténticos directivos y participan en la estrategia de la compañía. Pero solo en las empresas que tienen cultura legal, impulsada por los C.E.O. o por su consejo, entienden el valor de tender una asesoría jurídica integrada en negocio, y por tanto la necesaria involucración de los abogados en los procesos estratégicos de la compañía.
No obstante, aún quedan en España algunas asesorías jurídicas reactivas en las que es necesario luchar por mejorar la percepción de valor de su trabajo. En ese tipo de asesorías, deben construir desde la evangelización, de la formación y de hacer entender en qué pueden ayudar a otros departamentos, pero lo importante es hacerlo con herramientas empresariales números e indicadores. El valor no reside en la calidad técnica de los escritos si no en la medida que se pueda medir su aportación a negocio.
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