Artículo escrito por nuestro socia Eugenia Navarro y publicado originalmente en Abogacia.es en este enlace.
Texto parcial del artículo:
La elección del precio de un servicio legal es vital en el entorno actual y responde a una estrategia de posicionamiento de la marca y del valor percibido por los clientes y el mercado. El precio y el modelo de facturación son atributos clave de selección de una firma o modelo alternativo de prestación de servicios.
No podemos olvidar que uno de los principales retos de las asesorías jurídicas es la reducción de costes de abogados externos. Pero no solo por el coste en sí, si no como reflejo de la necesidad de eficiencia. Las asesorías jurídicas buscan en el precio más allá del servicio legal técnico, el valor está en la optimización de procesos, tiempo de respuesta y gestión de riesgos. Estamos en la era de la predictibilidad. El precio refleja el valor percibido, por lo que las propuestas de servicio focalizarse a entender dónde está el valor para el cliente, y no es igual para todos.
Si en el estudio que presenté en ESADE Law School en el 2011 las empresas pedían recortes de precios entre un 10 y un 20% por el mismo trabajo que en años anteriores, en los resultados del estudio del 2021 los departamentos legales buscan conocer y entender la metodología de facturación, conocer qué tecnología les permite ser más eficientes y cómo se gestionará el proyecto (no el asunto).
La negociación de honorarios se ha convertido en una práctica habitual, especialmente intentando cerrar un precio por proyecto. Eso implica, para los proveedores de servicios jurídicos, poner el foco en la gestión para mantener la rentabilidad y tener procesos optimizados. El modelo de compra se ha sofisticado, se piden al menos tres presupuestos, las propuestas se presentan en competencia y eso tiene un impacto directo en el precio ya que es un elemento objetivo de comparación.
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