Artículo escrito por nuestra socia Eva Bruch y publicado originalmente en Abogacia.es en este enlace.
Probablemente estemos viviendo unos de los momentos más interesantes de la historia contemporánea en el sector de los negocios, únicamente comparable con la introducción de los ordenadores, que cambió para siempre el aspecto de las oficinas de todo el mundo. Este nuevo cambio no es tan evidente al ojo humano, pues la transformación sucede en un espacio etéreo, incorpóreo, inmaterial e invisible como es Internet, pero su potencial es inmenso y seguramente tan solo hemos vislumbrado la punta del iceberg.
La inteligencia artificial generativa pre-entrenada con ingentes cantidades de datos textuales como GPT es capaz de generar texto coherente y relevante, puede ser utilizado para una gran variedad de tareas, como traducciones automáticas, resumir textos, dar respuesta a preguntas, incluso puede ser ajustado para adaptarse a tareas específicas o contextos particulares, lo que le permite ser utilizado en diferentes aplicaciones y sistemas de conversación, algo que ya están explorando muchas empresas.
El uso de Chat GPT de OpenAI se ha extendido como un polvorín en tiempo récord en todos los ámbitos y sectores dando lugar a opiniones encontradas sobre su efectividad, fiabilidad, usabilidad, etc… Los primeros tropiezos no han tardado en llegar y ha sido precisamente el sector jurídico quién de la forma más dolorosa, los ha evidenciado según informaba The New York Times el pasado 27 de mayo haciéndose eco de un abogado que utilizó Chat GPT para un escrito judicial en el cual el algoritmo había introducido varios precedentes jurisprudenciales inexistentes. El potencial generativo del algoritmo, expuesto al enorme volumen de datos no estructurados de Internet, supone un reto enorme a sus programadores.
No obstante, el uso de la tecnología GPT aplicada a un universo de datos más reducido, datos estructurados, organizados, revisados y validados, puede dar lugar a aplicaciones de IA plenamente funcionales con márgenes de error mucho menores. Match GPT, el “Tinder para las empresas” que busca candidatos para expandir el negocio, realizar acuerdos de colaboración, buscar posibles inversores, etc.. es un ejemplo de ello. La Startup española Finnovating, tomando como modelo la tecnología GPT, ha creado su propio algoritmo, exponiéndolo a la gran cantidad de datos bien estructurados de que disponen, lo que les permite obtener resultados muy precisos. El hecho de disponer de datos bien estructurados, combinado con el potencial de la inteligencia artificial, en este caso, marca la diferencia.
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