Artículo escrito por nuestra socia Eugenia Navarro y publicado originalmente en Expansión en este enlace.
Texto parcial del artículo:
Estamos viviendo una abogacía que se está transformando a pasos agigantados como resultado de la evolución del entorno (aquí incluyo la pandemia) y el avance de la tecnología que está conformando un sector legal más rico, con nuevos modelos y nuevas formas de prestar servicios. El impacto es directo en el perfil del abogado que debe ser más completo y añadir nuevas competencias y habilidades a su cartera de conocimientos legales.
Esta transformación afecta a todos los sectores, pero sin duda la abogacía partía de un estado más conservador y se había resistido a los cambios. La disrupción en los modelos ha generado una polarización entre una abogacía tradicional y otro tipo de abogacía industrializada, que ha generado nuevos mercados, especialmente ciudadanos que no utilizaban abogados y que no entendían cuan relevante es en la vida ir acompañado de un buen abogado.
La industrialización de la abogacía justamente se basa en la generación de procesos automáticos, en la utilización de datos para generar patrones y finalmente en la capacidad de ser predictivos. Estos nuevos modelos nacen de la innovación llevada de la mano de la tecnología en lo que se ha denominado Legaltech y que supone un cambio más profundo que la transformación digital porque impacta en el modelo y naturaleza de prestar servicios jurídicos. El legaltech es un elemento clave en la competitividad de cualquier modelo porque va directamente ligado con la eficiencia y la prestación de un mejor servicio a los clientes.
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