Artículo escrito por nuestra socia Eugenia Navarro y publicado originalmente en Abogacia.es en este enlace.
Es habitual pensar que somos las decisiones que tomamos y que nuestro camino va marcado por lo que decidimos aceptar y, especialmente, por lo que decidimos no aceptar. La clave del éxito, algo tan analizado, estudiado y escudriñado en los perfiles de los directivos de mayor reconocimiento está aún por desvelar y aunque las decisiones tengan mucho que ver, creo que el primer paso es decidir qué significa el éxito y eso requiere de una reflexión personal y única, que nada tiene que ver con el reconocimiento externo.
Para muchas madres (y padres), el éxito profesional es tener una jornada controlada que les permita estar con sus hijos y eso no tiene nada que ver ni con el feminismo ni con los derechos de la mujer, es una opción personal. Para los jóvenes, el éxito es tener tiempo para sí mismos, para otros, ganar mucho dinero o tener un bonito cargo junto a su nombre. Así pues, aunque existan conceptos colectivos del éxito, para cada uno de nosotros es diferente y responde a decisiones que hemos tomado en función de lo que consideremos que significa el éxito. Esas decisiones serán las que marquen nuestra carrera profesional y responden también a nuestro momento vital.
No hay decisiones de carácter absoluto ya que siempre van acompañadas de una situación personal, y creo que eso es muy importante a tener en cuenta por parte de los empleadores. Una persona puede renunciar a carrera profesional en un momento de su vida y ser un talento totalmente válido en otra etapa. Lo que no puede ocurrir es que el talento que ha renunciado en un momento dado por sus circunstancias personales ya salga de la carrera, sin opción alguna de vuelta porque las estructuras son extremadamente rígidas y pautadas.
Muchos jóvenes de Máster de Acceso a la profesión jurídica visualizan por fin su primer paso en su carrera profesional. Los futuros abogados tienen ante sí un primer reto profesional, su primera decisión, que, a pesar de la importancia actual para ellos, debido a su juventud, deberían poder comprender que su éxito profesional no vendrá marcado por esta primera decisión, sino por múltiples decisiones de futuro, oportunidades y algo de suerte.
Con el tiempo aprenderán que el éxito profesional depende de su capacidad técnica, pero especialmente de su capacidad relacional y en especial, de cómo de cerca están de las personas que tienen el poder y la capacidad de decisión. Ahora más que nunca las habilidades y competencias sociales son clave para la evolución en las organizaciones, algo para lo que formamos poco a nuestros jóvenes.
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